miércoles, 22 de noviembre de 2017

ARISTÓTELES VS. PLATÓN, LA PRIMACÍA DE LA CIUDAD O DE LOS CIUDADANOS.


Aristóteles se opone críticamente a la teoría de las ideas de Platón y compone una alternativa al pensamiento de su maestro. 

La nueva construcción teórica  no sólo afecta a la existencia del mundo de la ideas, que suprime, sino que tiene también importantes consecuencias para la ética y la política.

Platón concibe una ciudad ideal en la que cada ciudadano tiene una función de acuerdo con su naturaleza, que le viene dada por su alma, en la que puede pesar más un carácter que otro (concupiscible, irascible, racional) y en la que cada ciudadano ejerce una función orientada a lograr la armonía del conjunto. El artesano siendo un buen artesano, el guardián un buen guardián, y el gobernarte un buen gobernante.

Hasta tal punto está subordinado el interés del individuo concreto a la armonía del conjunto de la ciudad, que los guardianes, que tienen encomendada la protección de la ciudad contra los ataques externos, forman una comunidad de hombres, mujeres y niños;  en la que no se conoce quién es hijo de quién (con el objetivo de que la defensa del guardián no tenga preferencias por unos u otros sino por todos). Los matrimonios se conciertan por sorteo, y es más, están amañados por los gobernantes con la doble finalidad de que los que son considerados más aptos tengan más oportunidades de reproducirse, mientras que los menos aptos, simplemente creen que sus pocas opciones se deben a la mala suerte (la eugenesia de Platón es aquí radical).

El cuerpo del ser humano en el mundo sensible, al fin y al cabo, no es que una especie de cárcel para su alma. El lugar propio del alma, el que verdaderamente le corresponde, está junto a las ideas. Mientras está en el mundo sensible desempeña  su misión lo mejor posible contribuyendo a la armonía del conjunto de la ciudad de acuerdo con su naturaleza.

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Aristóteles, al suprimir el mundo de las ideas, suprime también la ciudad ideal como modelo. Por otro lado, el ser humano del mundo sensible es el único ser humano existente. El ser humano del mundo real merece pues toda la atención, y es su felicidad la que debe ser objeto de la ética. 

Resultado de imagen de contemplacion aristotelesNo obstante, Aristóteles concibe todavía el ser humano como un compuesto de cuerpo y alma-mente, de materia y forma, cuyo carácter esencial, su naturaleza, viene dada por esta última.

La naturaleza del ser humano es la de un animal social, y por lo tanto es en la ciudad donde se desarrolla plenamente su potencial.  Es en ese espacio en el que puede alcanzar la felicidad, adquiriendo hábitos que le son útiles en la relación con sus conciudadanos. El ciudadano ya no está al servicio de la ciudad sino que es la ciudad la que sirve de ámbito en el que el ciudadano puede realizarse.

No obstante, la esencia del hombre tiene una característica que le diferencia de todos los demás animales: su racionalidad, su capacidad de alcanzar conocimiento científico, de contemplar la naturaleza en el sentido más amplio. Es esta un actividad que lleva al perfeccionamiento del que la practica. Queda así la puerta abierta hacia la individualidad, pero una individualidad todavía muy matizada, que sólo tiene sentido en la polis, y que tiene un componente radical comunitario. Lo más elevado, lo espiritual, requiere de la filia, de la amistad, de la comunidad de iguales.

Tendrá que producirse el giro hacia el mundo helenístico y el fin de la polis clásica para que la ética verdaderamente individual acabe tomando forma. El estoicismo y el epicureísmo, e incluso el escepticismo de la Academia, serán las soluciones que se aportan para esta nueva situación: cómo comportarse en un mundo en el que las decisiones importantes se toman en foros a los que la gente común no tiene acceso. 
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