miércoles, 21 de enero de 2015

SABER Y PODER. CONSTANTINO EL GRANDE VISTO POR EUSEBIO DE CESAREA


Biografías construidas 

No es difícil imaginar que las biografías de muchos personajes históricos están construidas. Lo es aun menos en el caso del emperador Constantino, en tanto que es durante el tiempo en que él fue emperador cuando se produce la consolidación del catolicismo. Sin embargo, lo que no es frecuente es tener información sobre cuándo se hizo la construcción, quiénes la hicieron, cómo y por qué.

La Vita Constantini, de Eusebio de Cesarea, es la base de la imagen del emperador Constantino que se fue formando a través de los siglos, conformando un mito que aún subsiste y cuyas características se pueden bucear en tres puntos clave: la conversión, la inventio crucis y el Edicto de Milán.

De estos hitos biográficos son los dos primeros los que tiene elementos más trascendentes.


La conversión del Constantino 


Cuenta Eusebio que :



En las horas meridianas del sol, cuando ya el día comienza a declinar, dijo que vio con sus propios ojos, en pleno cielo, superpuesto al sol, un trofeo en forma de cruz, construido a base de luz y al que  estaba unido una inscripción que rezaba: con éste signo vencerás (in hoc signo vinces). El pasmo por la visión lo sobrecogió a él y a todo el ejército, que lo acompañaba en el curso de una marcha y que fue espectador del portento. Y decía que para sus adentros se preguntaba desconcertado qué podría ser la aparición. En esas cavilaciones estaba, embargado por la reflexión, cuando le sorprende la llegada de la noche. En sueños vio a Cristo, hijo de Dios, con el signo que apareció en el cielo y le ordenó que, una vez se fabricara una imitación del signo observado en el cielo, se sirviera de él como de un bastión en las batallas contra los enemigo.

Eusebio introduce este relato preparando al lector:


...se le aparece un signo divino del todo maravilloso, al que no sería fácil dar crédito, si fuera quizá otro el que lo contara, pero si es el emperador victorioso el que, mucho tiempo después, cuando fuimos honrados con su conocimiento y trato, nos lo comunica, ratificando mediante juramento la noticia, a nosotros que estamos redactando este relato, quién podría dudar como para no fiarse de lo que referimos, en especial cuando los mismos hechos posteriores establecieron con su testimonio la verdad de lo narrado.


El hallazgo de la cruz de Cristo



Cuenta Eusebio; 


Constantino, agradecido con el dios de los cristianos, decidió construirle un lugar de oración en el lugar de su resurrección. Para ello ordenó “que, excavado el lugar a gran profundidad, sea transportado el mismo suelo con toda su tierra removida por la excavación al sitio más distante posible, por estar contaminado con los demoníacos sacrificios. Tambièn esto se ejecutó sin dilaciòn. Cuando, un estrato tras otro, apareció en el fondo el primitivo solar del terreno, contra toda esperanza ofreciese a la vista el santo y venerable santuario de la resurrección del Salvador. 


¿Quién era Eusebio de Cesarea y qué relación tuvo con Constantino?


Eusebio nació hacia el año 260 d.n,e, en Cesarea, sede de la provincia romana de la Palestina, donde transcurrió casi toda su vida y de la cual fue obispo hasta su muerte. Recuerda san Jerónimo que allí desarrolló una importante labor como erudito filólogo y editor de textos bíblicos y religiosos, convirtiéndose en uno de los más notables de su generación por su erudición desbordante.
Superada la persecución de Dioclesiano que costó la vida a su maestro y gracias al edicto de tolerancia de Galerio, retomó su actividad intelectual, redactando los primeros escritos sobre la historía de la iglesia,  una crónica que comienza con Adán.

No está clara su relación personal con el emperador Constantino, del cual  no fue un consejero político.

Se conocieron en la inauguración de la  basílica de Tyro, donde Eusebio, por invitación del obispo Paulino, pronunció una prédica que dejó impresionado al emperador. Ese fue su primer contacto con el poder, una relación fortalecida  en el concilio de Nicea. En dichas oportunidades Constantino le habría contado la visión sobre la aparición de la cruz  y la protección en batalla bajo ese emblema.

Ambos siguieron en relación por medio de cartas . La última reunión personal coincidió con las tricennalia del emperador, ocasión en que Eusebio pronunció, el 25 de julio del año 336, el más importante de los discursos, un  panegírico en el que presenta su teología política. 

Al emperador le quedaba entonces menos de un año de vida. Muere el 22 de mayo del año 337 y Eusebio toma entonces la decisión de narrar su vida, una vida en la que se expone la libertad dada a  la Iglesia otorgada por Constantino como un hecho providencial por la acción de Dios. Es Dios el que está detrás de Constantino, que es en realidad un mero instrumento. 

La vida de Constantino no está escrita pues para alabar a un poderoso en vida. Está escrita para demostrar que Dios es providente y que se ha ocupado y se seguirá ocupando de su iglesia. 

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Lo que no es de ningún modo Eusebio es un intelectual recluido en su biblioteca. La propia vida de Eusebio es convulsa y llena de controversias, sobre todo las que tiene con Atanasio, en tanto que Eusebio está más próximo a las posiciones de los arrianos, a lo que Atanasio combate con vigor. 

A pesar de  que las tesis de Atanasio logran imponerse en el concilio de Nicea, los debates no terminan ahí sino que siguen incluso con más intensidad, en parte porque Constantino no quiere claros vencedores ni vencidos. 

El caso es que cuando Constantino muere en el año 337, Eusebio cree tener motivos más que suficientes para mantener alto el recuerdo del emperador muerto. 

Para Eusebio, Constantino realizaba su propio ideal de emperador cristiano como cabeza de la Iglesia en función de vicario de Dios y del Logos. Esta convicción condicionó toda su actitud a la hora de tratar del emperador en todos sus escritos en que debía hablar de él, pero sobre todo en esta obra dedicada a ensalzar sus virtudes; en ella se muestra consumado panegirista en el recto sentido de la palabra. Nadie puede realmente negarle absoluta sinceridad y pleno desinterés.


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HISTORIA ECLESIÁSTICA Texto, versión española, introducción y notas por ARGIMIRO VELASCO-DELGADO, OP 

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