martes, 3 de junio de 2014

ENERGÍA NUCLEAR Y CAMBIO CLIMÁTICO. EL PUNTO DE VISTA DE jAMES LOVELOCK

James Lovelock


El 24 de mayo de 2004, JAMES LOVELOCK publicó un artículo en The Independent en defensa de la energía nuclear. 

En el texto se refería a este tipo de energía como el mejor modo de enfrentarse al cambio climático: La energía nuclear es la única solución verde”, y exponía aquí de forma sintética una argumentación que después desarrollaría con mayor extensión en el libro que se publicó en el año 2006.

El argumento

“El cambio climático es la mayor amenaza con la que se ha enfrentado la civilización. Una amenaza mayor que  el terrorismo. 

De todos los peligros, el peor es la potencial elevación del  nivel del mar en siete metros que sucederá en el caso de que se derritan los hielos de Groenlandia. 


Frente a esto, el Protocolo de Kyoto no es más que un intento cosmético, y no parece que las energías renovables puedan suministrar la energía que necesitan seis mil millones de personas, a tiempo. Para hacer de éstas  la fuente de energía principal hacen falta 50 años, y no los tenemos. 


La oposición a la energía nuclear está basada en miedos irracionales alimentados por la ficción al estilo de Hollywood, los grupos de presión verdes y los medios de comunicación. Estos temores son injustificados puesto que la energía nuclear, desde sus inicios en 1952, ha demostrado ser la más segura de las fuentes energéticas. Es irónico que el Reino Unido que lidera el mundo por la calidad de sus geofísicos y meteorólogos, rechace sus advertencias, para atender por el contrario las de los verdes.… No tenemos tiempo para experimentar con fuentes de energía visionarias”.

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LOVELOCK, que tiene una importante actividad como conferenciante y articulista, tiene también una labor divulgativa y proselitista en su página web:  www.ecolo.org/lovelock/
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Como visitante en la Universidad de Oxford, en julio de 2005, escribe “Nuclear energy: the safe choice for now”, que trata sobre los residuos nucleares, 

“Los Verdes dicen que los residuos envenenan toda la biosfera y eso es falso […]. Una de las cosas más llamativas en los lugares fuertemente contaminados por núcleos radioactivos es la riqueza de su vida salvaje. Esto es cierto para Chernobyl, para los enclaves de las pruebas de bombas, y para las áreas alrededor de las plantas de armas nucleares de la Segunda Guerra Mundial… Un hecho con respecto a Chernobyl que se menciona raramente es la aparición de un parque de vida salvaje en los terrenos considerados demasiado radioactivos para la población…Algunos en la izquierda política perciben la energía nuclear como un puntal del capitalismo y recuerdan el fracaso de la huelga de los mineros del carbón a principio de los ochenta y como este fracaso se vinculó a la energía nuclear que mantuvo un suministro eléctrico suficiente…En algún momento de este siglo acontecerá la primera catástrofe ocasionada por el efecto invernadero y entonces miraremos atrás y veremos el mal servicio que han hecho nuestros  políticos renegando del beneficio de los átomos. Aquellos políticos tan poco sabios para dejarse llevar por el miedo y cerrar centrales nucleares en funcionamiento tendrán mucho de lo que responder.”

En un texto preparado para el Reader´s Diggest[4],  Lovelock utiliza  un tono más pedagógico para exponer las grandes cifras de las distintas fuentes de energía:

  • Cada año, se requiere un kilómetro de vagones de ferrocarril, llenos de carbón, que emiten miles de millones de metros cúbicos de gas, que sobre-calientan el planeta, que producen polvo y más de 50.000 toneladas de ceniza tóxica.
    Se necesitan cuatro o cinco supercontenedores cargados de petróleo pesado importado de partes del mundo inestables que emiten casi tantos gases como el carbón, además de grandes volúmenes de sulfuros y otros componentes capaces de provocar lluvia ácida.
    Importado desde grandes distancias, el gas natural produce emisiones altamente contaminantes y los suministros son vulnerables a las acciones terroristas.
    Basta con un par de camiones cargados de uranio barato importado de países estables como Canadá o Australia para abastecer las necesidades de la energía nuclear. Las emisiones de gas y de ácidos son nulas. No genera ceniza tóxica ni polvo. Los residuos radioactivos han producido muy pocos sustos. Actualmente 137 generadores están produciendo más de un tercio de la electricidad de los países de Europa Occidental, y 440 están suministrando un séptimo de la electricidad mundial.
    Las instalaciones de energía eólica son altamente ineficientes y requieren del apoyo de combustibles fósiles en los tres días de cada cuatro en los que no sopla el viento.
    La energía solar es un sueño inalcanzable para los países nórdicos.
    La energía a gran escala procedente de las carreras de marea está fuera de lugar.


LOVELOCK asegura que las cifras nos muestran que los temores hacia la energía nuclear no son razonables y que  los pocos accidentes ocurridos se han exagerado enormemente ¿Por qué? 




[3] Lovelock (2005): 
[4] Lovelock (2005): “Our nuclear lifeline”

LOVELOCK asegura que las cifras nos muestran que los temores hacia la energía nuclear no son razonables y que  los pocos accidentes ocurridos se han exagerado enormemente:

El accidente de Chernobyl se pinta como uno de los desastres industriales mayores del siglo veinte. Realmente el reactor se incendió como resultado de fallos de diseño y errores de operación graves llevados a cabo con  los sistemas de seguridad inhabilitados. Se le achacan miles de muertos cuando en realidad sólo murieron cuarenta y cinco personas, la mayoría de ellas bomberos y trabajadores de la central. Desde la explosión, los expertos de las Naciones Unidas no han encontrado evidencias de defectos congénitos, salvo en los 1800 casos de cáncer de tiroides no mortales encontrados en aquellos que eran niños cuando sucedió el accidente. Está  incluso poco claro que  se deban al accidente y si estos no pudieron haber sido evitados, si las autoridades hubieran avisado para que todos permanecieran dentro de sus casas durante veinticuatro horas y hubieran suministrado tabletas de yodo”.

LOVELOCK no es el único ambientalista que defiende la energía nuclear. BRUNO COMBY[1],. que preside la organización EFN (Environmentalist for Nuclear Energy)[2],  también es un defensor de ésta.  

Creada en 1996,  la asociación EFN nace con el objetivo de informar al público sobre las fuentes de energía y su impacto ambiental. Cuenta con más de 8000 miembros en cincuenta países.

Ciertamente el profesor LOVELOCK es uno de sus más entusiastas defensores y cuenta como presidente de honor a PATRICK MOORE, uno de los fundadores de Greenpeace en 1971.

COMBY está de acuerdo en que la eficiencia energética debe ser incrementada y en que las energías renovables deben ser potenciadas, pero  asegura que esto no es suficiente para hacer frente a las crecientes necesidades energéticas de una población en aumento y con una esperanza de vida mayor. COMBY ilustra su alegato en defensa de la energía nuclear con un ejemplo:

”Para sustituir uno sólo de los reactores nucleares de tipo EPR  de los que se construyen ahora en Normandía, haría falta, con las turbinas eolícas más modernas de una altura dos veces la
 catedral de Notre-Dame, alinear una fila de turbinas que cubriría la distancia entre Génova y Barcelona. Incluso así, sólo se generaría electricidad  en presencia de  viento[3].
Sobre los residuos nucleares, COMBY es también optimista:

Los residuos derivados del consumo de energía nuclear de una familia francesa  media,   a lo largo de toda su vida,  caben  en un recipiente de vidrio del tamaño de una pelota de golf”.

COMBY da cuenta, llegados  a este punto, de los dos accidentes graves ocurridos en la explotación comercial de la energía nuclear, en los que entra con más de detalle que LOVELOCK: Chernobyl y el accidente de Three Mile Island[4] de 1979, en Pennsylvania.:

“Three Mile Island, fue el accidente más grave que uno pueda imaginarse en un reactor occidental. El núcleo se derritió y gran parte de él cayó en el fondo del vaso del reactor.  La radioactividad quedó confinada dentro de la estructura de contención de hormigón armado, diseñada con este propósito. La pequeña cantidad de radioactividad que escapó era totalmente inocua. Nadie recibió una radiación seria ni nadie murió. Por lo tanto el accidente más grave que podía ocurrir, la fusión del núcleo,  ocurrió, y nadie  resultó muerto o herido. Chernobyl fue un accidente diferente, el reactor no tenía  una estructura de contención. Fallos en el diseño lo hacían además inestable. La noche del accidente se operó de un modo que se sabía era peligroso. Se pasó por alto todas las medidas de seguridad en la ejecución de una prueba. Se produjo una subida de potencia incontrolable que provocó una explosión y después el incendio de las seiscientas toneladas de grafito, que se prolongó durante varias semanas. Más de la mitad de los productos radioactivos de la fisión fueron a parar a la atmósfera. Hubo treinta y dos muertos y otras doscientas personas resultaron severamente irradiadas. Se declaró una zona de exclusión de la cual se retiró a la población. Desde 1986 se han diagnosticado unos cuatro mil casos de cáncer de tiroides, tratados con éxito. Desde algunas organizaciones se advierte que pueden llegar en el futuro decenas de miles de nuevas victimas aunque éste es un cálculo teórico sustentando sobre meras hipótesis- extrapolando datos no extrapolables al caso- Chernobyl fue el ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer con un reactor nuclear: un diseño defectuoso, un reactor inestable, operado en un experimento con todos los sistemas de seguridad desconectados, seguido todo ello de una respuesta de pánico por parte de las autoridades”.
  
Nada comparable, dice COMBY, con lo que ocurre cada año con la industria de los combustibles fósiles:

Los accidentes en las minas de carbón causan decenas o centenares de muertos, de los que se informa un día y se olvidan al día siguiente. Accidentes de este tipo ocasionan quince mil muertos al año, seis mil de ellos en China. Lo mismo se puede decir del petróleo: roturas en los tanques, accidentes en las refinerías, plataformas y conducciones. El 30 de julio de 2004, por ejemplo, 21 personas murieron y otras 120 resultaron heridas en un accidente en una conducción de gas en Chislenghien, Bélgica”.

COMBY califica la energía nuclear de fiable, competitiva, e inagotable, y que necesita poco territorio para ubicarse. En cuanto a la radiación, principal caballo de batalla, dice que hace  falta un trabajo de divulgación para informar de que la radiación está realmente presente en el medio de forma natural. Asegura que las organizaciones ecologistas utilizan interpretaciones muy extendidas, pero erróneas, de estudios  realizados con los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki, según los cuales una pequeña cantidad de radiación es altamente perjudicial para la salud[5]. Por el contrario la realidad, dice COMBY, es que cantidades moderadas de radiación son naturales, beneficiosas, e incluso puede decirse que esenciales para la salud [6].

A pesar del entusiasmo de LOVELOCK y de COMBY, la corriente científica mayoritaria parece mantenerse en posiciones de clara desconfianza con respecto a la energía nuclear.






[1] Graduado por la escuela Politecnica de París, postgraduado en física nuclear en la National  University for Advanced Technology.
[2] En español APEN- Ambientalistas Por la Energía Nuclear
[3] Comby (2001): “ Environmentalist for Nuclear Energy”
[4] 

[5] Hipótesis LNT
[6] El cuerpo humano es radioactivo pues contiene elementos en continua desintegración a un ritmo de 8000 átomos por segundo, esencialmente potasio-40 y carbono-14: “Las organizaciones ecologistas han tenido un sesgo anti-nuclear más ideológico que ajustado a los hechos, sin embargo un número creciente de ambientalistas están cambiando de opinión sobre la base de sólidas razones científicas”.

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