jueves, 29 de mayo de 2014

PAÍSES EN DESARROLLO Y CAMBIO TECNOLÓGICO. CÓMO Y CUÁNDO INGRESAR EN NUEVAS TECNOLOGÍAS

El blanco móvil y las ventanas de oportunidad

CARLOTA PÉREZ ha analizado los factores que condicionan  el ingreso en las nuevas tecnologías[1] .para un país en desarrollo. 

De acuerdo con su análisis, los países en desarrollo parecen perseguir un blanco móvil

Sin embargo a veces es posible abrir ventanas de oportunidad. Para que esto se produzca tienen que darse una serie de condiciones.

(1) Es fundamental mantenerse informado sobre cuáles son los patrones de competencia prevalecientes en el mercado, para identificar los intereses de posibles aliados y competidores y evaluar su fortaleza.

(2)  Es importante identificar hasta dónde ha llegado el  despliegue tecnológico ¿En que fase se encuentra?

(3) Hay que optar por  el ingreso autónomo o por el ingreso dependiente. 

Cuanto más débil se sea, más importante será aprender a “bailar con lobos” poderosos, distinguir entre ellos y descubrir cómo manejarlos. 

No se deben confundir las situaciones en las que es posible la negociación, con aquellas en las que es inevitable el enfrentamiento. 

Identificar los intereses y necesidades de posibles aliados evita los peligros de apuntar a blancos equivocados, negociando desde el conocimiento del valor de las propias ventajas competitivas[2].   

En los países en desarrollo, es una ilusión creer que puedan lograrse avances significativos sin esfuerzos igualmente significativos. 

Es necesario el dominio tecnológico, lo cual significa que algunas personas habrán de tener el saber hacer social, técnico y económico suficiente.

Los años en los que se practicó la sustitución de importaciones, dice PÉREZ, dieron la impresión falsa de que podían lograrse éxitos extraordinarios solamente invirtiendo en instalaciones, equipos y tecnologías maduras; sin demasiados esfuerzos en aprendizaje y capacitación.

En el nuevo paradigma (de producción en red) es más importante que nunca el desarrollo de la capacidad para aprovechar la información y el conocimiento. La tecnología debe ocupar un lugar central en las políticas de desarrollo y la reforma educativa debe mejorar la calidad de los programas técnicos y debe poner el acento en el proceso de aprender a aprender y de aprender a cambiar.

En los países en desarrollo, hay una distancia entre la universidad y la industria que frustra el trasvase de las innovaciones que se generan en los laboratorios, por lo que finalmente los tecnólogos se convierten en simples apéndices de la comunidad científica, con sus métodos, escalas temporales, valores y actitudes.

Para C. PÉREZ, el modelo de estado nacional  desarrollado después de la segunda Guerra Mundial ha de ser también definido y reinventado.

El Estado ha de ser a la vez fuerte y descentralizado. El estado nacional debe ser capaz de asumir el papel de promotor de consensos entre los distintos protagonistas que han surgido como consecuencia de la dispersión del poder[3]: empresas globales, medios de comunicación, grupos de interés organizados y organizaciones no gubernamentales.

El mensaje final de Pérez en este ensayo, muy propio del momento en que se escribe (cambio de milenio), es que el único programa político que ha adoptado de forma coherente  el nuevo paradigma es el neoliberalismo; del mismo modo, que después de la Segunda Guerra Mundial se adoptó íntegramente, incluso en las naciones más liberales, el modelo de intervención estatal en la economía, siguiendo las ideas keynesianas.

En los últimos años las cosas han cambiado lo suficiente para preguntarse:

 ¿Qué sigue siendo válido de este análisis y qué tiene que ser repensado?

Sin duda, hay dos expresiones que siguen siendo sugerentes: aprender a aprender y aprender a cambiar. Lo difícil es llenar de contenido concreto estas expresiones. Un camino adecuado para obtener respuestas es el análisis de las estrategias que han seguido los países del sur que dado el salto del desarrollo en las dos últimas décadas.






[1]Pérez, C., (2001): “Cambio tecnológico y oportunidades de desarrollo…”. Cuadro 1: los cambios en los patrones de la competencia y las estructuras de poder como condicionantes de las posibilidades de ingreso, según la fase tecnológica.
[2] Este es un punto en el que C. Pérez apoya su argumentación con conceptos de  la teoría de juegos, que  utiliza para  representar este tipo de situaciones en las que existe competencia estratégica.
[3] Un tema en el que Carlota Pérez se remite a los trabajos de Strange de 1996.

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